¿Por qué tenemos que estudiar historia? ¡Las clases de historia son aburridas con sus interminables listas de hechos y fechas para memorizar!, menciona un joven.
La historia es importante porque nos da una perspectiva más amplia.
Supongamos lo siguiente: Si siempre vamos mirando al suelo, es muy posible que nos perdamos al andar por la calle. Si miramos hacia arriba y tomamos puntos de referencia para orientarnos, podemos estar seguros de que vamos en la dirección correcta. O imagina lo que pasa si miras hacia abajo desde una montaña alta.
Desde un punto estratégico elevado, es fácil elegir la carretera que debes tomar. Lo mismo vale para la vida. Si siempre tienes una perspectiva superficial y solo prestas atención a los pequeños detalles que tienes cerca, seguro que te verás atrapado en preocupaciones insignificantes y nunca avanzarás. Hasta los obstáculos más pequeños se te harán insuperables. Pero si tienes una visión amplia de la vida, encontrarás naturalmente la solución a los problemas, ya sean de tipo personal, social o que afecten a todo el mundo.
Cuantos más problemas tengas, más deberás leer sobre historia. Estudiando la historia conocerás los acontecimientos y vidas de personas que pueden hacerte comprender tu propia vida. Encontrarás revolucionarios apasionados y traidores despreciables, tiranos orgullosos y héroes trágicos. Llegarás a conocer personas que buscaron vidas pacíficas pero se vieron obligadas a vagar por la jungla. Sentirás breves momentos de paz, como una dulce sombra que te protege del sol ardiente, entre periodos de guerra aparentemente interminables.
Si estudias historia podrás ver grandes cantidades de personas sacrificadas por lo que sabemos que fueron absurdas supersticiones, así como hombres y mujeres de principios que entregaron sus vidas por amor a sus contemporáneos. Conocerás a personas que salieron de un hondo sufrimiento para hacer posible lo imposible. Podrás ver este entusiasmo desde la distancia o como si estuvieras en medio de su niebla. Podrás verte a ti mismo en la cresta del gran río de la historia. Veremos de dónde venimos, dónde estamos y adónde vamos.
Conocer la historia es conocerse uno mismo. Cuanto mejor nos conozcamos, mejor conoceremos la naturaleza humana, más precisa será la visión que tengamos de la historia. Desde una perspectiva budista, la historia es donde quedan grabadas las tendencias humanas, las causas y los efectos. Es la ciencia de la actividad humana, la estadística de la raza humana.
Por ejemplo, aunque no podamos predecir el tiempo con total seguridad, podemos predecir las tendencias según la probabilidad y las estadísticas.
- El corazón humano también es impredecible, pero la historia nos permite ver las tendencias y estadísticas que nos permiten comprender el futuro.
- Por lo tanto, el estudio de la historia es el estudio de la humanidad. La historia es un espejo que nos guía para construir el futuro.
- Los jóvenes son los protagonistas que escribirán la historia del mañana. Necesitan un espejo para verse la cara.
- Del mismo modo, armados con el espejo de la historia, pueden ver lo que hay por hacer en el mundo que les rodea.
Mi mentor, Josei Toda, me enseñó que la historia es una señal que nos ayuda a ir con más seguridad del pasado al presente, del presente al futuro, para cumplir nuestros objetivos de paz y coexistencia armoniosa de toda la humanidad.
Como hay tal abundancia de historia registrada, una persona no puede esperar absorberla toda. Lo esencial es adquirir una perspectiva histórica firme, una comprensión de los principios históricos. Sí, estudiando historia, podemos aprender las tendencias negativas de la humanidad, podremos estar alerta y evitar que se repita nuestro pasado oscuro y destructivo. Si repetimos los horrores de la historia, significará que no hemos aprendido las lecciones que esta nos da. Tal como afirmaba el filósofo George Santayana, “Quien no recuerda su pasado está condenado a repetirlo”.
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