El Pleistoceno es el periodo del Cenozoico que abarca desde finales del Plioceno (hace aproximadamente 1,8 millones de años) hasta principios del Holoceno (hace aproximadamente 11.500 años). Cubre la época de las recientes glaciaciones. Su final coincide con el final del Paleolítico, según la terminología usada en Arqueología. El nombre Pleistoceno deriva de las palabras griegas pleistos (más) y kainos (nuevo, reciente).
Los continentes se encontraban ya, básicamente, en sus posiciones actuales durante este periodo.
El clima se caracterizó por una repetición de ciclos glaciares, llegando los hielos hasta latitudes muy bajas en algunos lugares. Se estima que durante la máxima extensión del periodo glaciar, el 30% de la superficie de la Tierra estaba cubierta por hielo.
Los cuatro principales periodos glaciares reciben el nombre de Günz, Mindel, Riss y Würm.
Cada uno de estos avances de los glaciares provocaron un descenso del nivel de los océanos, de incluso más de 100 m, propiciando la creación de puentes de tierra entre zonas habitualmente aisladas.
Sin embargo, también las áreas desérticas fueron más secas y extensas, debido a la escasez de lluvias provocada por las escasa evaporación de los océanos.
Tanto las faunas marinas como las continentales eran esencialmente modernas. La evidencia indica que los humanos evolucionaron a su forma actual durante el Pleistoceno.
Una importante extinción empezó a finales del Pleistoceno y continuó durante el Holoceno. Incluyó a los grandes mamíferos como mamúts, mastodontes, tigres de dientes de sable, gliptodontes, osos de las cavernas, ... Es posible que el hombre interviniese en alguna de ellas, por ejemplo las que tuvieron lugar en América.
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