Al declararse la guerra europea después de la invasión a Polonia por los nazis el 1° de septiembre de 1939, el Perú permaneció neutral, y no fue sino hasta seis semanas después del ataque a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 que motivó la entrada de Estados Unidos a la II Guerra Mundial, que el Perú rompió relaciones diplomáticas con el eje, pero no declaró la guerra a Alemania y Japón sino hasta el 12 de febrero de 1945, para ser admitido como miembro fundador de la Organización de las Naciones Unidas. Ese mismo día, los aliados cruzaron la frontera alemana por Reischwald. Italia ya se había pasado al bando aliado. La Organización de las Naciones Unidas fue fundada el 24 de octubre de 1945 por los 51 Miembros que firmaron la "Carta de las Naciones Unidas" en la Segunda Guerra Mundial contra los países del Eje. 

Ataque a Pearl Harbor
El presidente militar Oscar R. Benavides había mostrado alguna simpatía hacia el fascismo italiano y español, Manuel Prado apoyó firmemente la causa aliada desde que asumió la presidencia el 8 de diciembre de 1939, y por este motivo fue el único presidente latinoamericano que visitó a Roosevelt durante la guerra.   Nuestro país no llegó a enviar tropas.  Sin embargo hubo un  primer incidente que se produjo el 31 de marzo de 1941, cuando cinco buques de la Marina Mercantil Alemana, internados desde 1939 - el München, el Hermonthis, el Montserrate y el Leipzig en El Callao y el Friesland en Paita, intentaron zarpar sin contar con el permiso de las autoridades peruanas. Los dos primeros lograron salir a mar abierto, pero fueron alcanzados al poco tiempo, siendo incendiados por sus mismas tripulaciones. Lo mismo sucedió con el Leipzig y el Monserrate, aunque este último no logró hundirse, fue reparado, y posteriormente rebautizado como BAP Callao. El Friesland, se hundió frente a Paita al día siguiente del Leipzig. El incidente tuvo consecuencias políticas al conllevar la confiscación de los navíos restantes y también de los aviones de la compañía alemana Lufthansa.

Saburo Kuruso - Hitler y Goering
Un hecho poco conocido es que el diplomático Saburo Kuruso que desempeñaba el cargo de embajador de Japón en Estados Unidos durante el ataque a Pearl Harbor, fue anteriormente cónsul de Japón en el Perú, su hija Jaye, estudió en colegio peruano. Él negó siempre haber sabido con anticipación del alevoso ataque sin declaración de guerra.

Deportación de japoneses
En los meses siguientes, una serie de leyes restringieron las actividades económicas y financieras de los ciudadanos de los países del Eje, decretándose también la confiscación de empresas y el cierre de los colegios y las asociaciones alemanas. Entre 1942 y 1944, un total de 370 ciudadanos alemanes fueron de­portados del Perú. A menudo esposas e hijos peruanos siguieron voluntariamente a los padres de familia. El temor a la presencia de posibles espías nazis en Perú, la ruptura de las relaciones diplomáticas con los países del eje y la colaboración con los Estados Unidos, llevaron al gobierno peruano a decidir la expulsión de alemanes, italianos y japoneses del territorio nacional.

Acorazado alemán Graf Spee en Montevideo
A los residentes de los países del eje en el Perú los pusieron bajo estricta vigilancia, especialmente a los japoneses que eran numerosos, ya que desde antes de la guerra se les miraba con sospecha, por la política expansionista de Japón en el Pacífico; se temía que pudiesen sabotear puertos peruanos de donde salían materias primas para ayudar a los aliados. Una gran cantidad de japoneses fueron recluidos primero en un hotel en Chaclacayo, y luego deportados a los campos de concentración Cristal City, Kennedy y Seagoville en los Estados Unidos, muchos ya no regresaron y otros lo hicieron después de la guerra. Entre los alemanes deportados, se encontraba el arqueólogo alemán Max Uhle. En tiempos de guerra suceden en todas partes arbitrariedades a veces incontrolables, es parte de la naturaleza humana. La política de deportaciones fue más estricta con los japoneses y no demasiado con los alemanes que eran muy pocos, y menos aún con los italianos que tenían mucho poder económico, siendo algunos dueños del Banco Italiano, que incluso no fue confiscado sino que fue adquirido por la familia Romero en febrero de 1942 y se le cambió el nombre a Banco de Crédito.

Vale la pena mencionar, que en los años previos a la guerra, durante el gobierno de Benavides, se dio una ley en 1936 que prohibía la inmigración de grupos raciales, en su artículo 3 decía lo siguiente:
Queda prohibida la inmigración en grupos raciales. Sólo será permitida la de grupos ocasionales, como turistas, comisiones científicas o artísticas, comisiones estudiantiles y congregaciones religiosas.


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